“Es un momento histórico, increíble para nuestro país”. Así describe el centrocampista, en declaraciones a FIFA.com, el primer triunfo de El Salvador en la historia de los torneos de la FIFA, al margen del beach soccer. “Lo que sentimos al oír el pitido final del árbitro es como tocar el cielo con la mano. Pero creo que todavía no nos damos verdaderamente cuenta…”.
Aun así, bastaba con echar un vistazo a las redes sociales durante el partido, y después de él, para reconocer el alcance de este desempeño y su significación para los seguidores de la Selecta en todo el mundo. Estaban eufóricos, y se prodigaban en declaraciones de amor, orgullo y ánimo a medida que Coca y los suyos veían pasar los minutos. “Sabemos lo que representa para nuestro país, queríamos que estuviesen orgullosos de nosotros”, añade Coca. “Ya habíamos tenido una actuación histórica en el torneo de la CONCACAF, al lograr la clasificación para nuestro primer Mundial Sub-20, y sabíamos que podíamos hacerlo todavía mejor y seguir escribiendo nuestra historia”.
Una sensación maravillosa
Los cuzcatlecos no se vinieron abajo por la derrota sufrida ante Turquía en su estreno (3-0), aunque sí podrían haberse derrumbado después de que Joshua Brillante inaugurase el marcador para Australia en el minuto 9. Todo el estadio Yeni Sehir imaginó entonces otra tarde complicada para los centroamericanos. Excepto Diego Coca, que a pesar de su modesto 1,69 m de estatura remató de un testarazo al fondo de las mallas un pase, también de cabeza, de Kevin Barahona. “Marcar un gol siempre es una sensación maravillosa”, señala el volante del Turín FESA FC. “Pero marcarlo en un Mundial, y que nos ayude a conseguir la primera victoria del país, supera todo lo que yo había podido imaginar”.
Porque, después del empate, los salvadoreños quisieron más. Su prestación pasó de ser meritoria a convertirse en una hazaña cuando José Peña los adelantó antes del descanso. Y protegerían su ventaja hasta el final, llegando incluso a rozar un triunfo más amplio en un lanzamiento de falta de Tomás Granitto que golpeó en el larguero. Coca, hábil, dinámico e inspirado durante 74 minutos, sería sustituido entre los aplausos de un público rendido ante él. Un cuarto de hora después, cuando el árbitro decretó el final del encuentro, su nombre y el de sus compañeros se inscribían en el libro de oro del fútbol salvadoreño.
El Mágico Salvador
Y también el de Mauricio Alfaro, actual seleccionador sub-20 y miembro de la generación que participó en la Copa Mundial de la FIFA España 1982™, conducida por Jorge Mágico González, auténtico genio y mejor jugador de la historia del país. “Ese equipo hizo feliz a todo El Salvador, son nuestros héroes y nuestros ídolos para siempre”, asegura Coca, que profesa una admiración ilimitada hacia González, aunque cita como modelos a Andrés Iniesta y Xavi. “Pero no hay que tener miedo a decirlo y a mirar a la verdad de frente: hemos alcanzado a este equipo en la historia de nuestro país, y todo el mundo se acordará de nuestra generación”.
¿Hasta el punto de igualar a Mágico González? “¡No, no, no!”, zanja uno de los protagonistas de la jornada, temeroso de ofender a su ídolo. “Solo hay un Mágico, y siempre habrá uno sólo. Es el más grande”. Tanto, que uno de los mejores futbolistas de la historia dijo en 1982, cuando se le preguntó quién era el mejor jugador del mundo: “Mágico González es mejor que yo. Es de otra galaxia”. ¿De quién se trataba? Nada menos que de Diego Armando Maradona...
Más de treinta años más tarde, el homenaje lleva la firma de otro Diego, que también luce el dorsal número 10. Con 19 años apenas, ya lo ha hecho mejor que su predecesor, que nunca ganó un partido en un torneo mundialista.
Fuente y foto: fifa.com