En la etapa de examen de los nuevos proyectos de las selecciones nacionales Sub-17 de Nicaragua y Honduras el proceso de los catrachos lleva una ventaja formativa y de estructura deportiva con el cual fácilmente marca diferencia futbolística, aunque aún les falta por mejorar para reflejar esa superioridad en el marcador en el futuro cuando llegue la competencia oficial.
Los hondureños encimaron ayer a los nacionales, que supieron aguantar con bastante orden y fortuna por los dos disparos de los catrachos que se estrellaron en el travesaño y la oportuna intervención del portero David Pernía en los minutos finales para mantener el 0-0, resultado estimulante por ser el tercer amistoso al hilo sin caer.
Ambas selecciones no están en su mejor nivel, pero identificaron sus fortalezas y los puntos que deben corregir para la eliminatoria que se realizará en noviembre disponiendo del tiempo suficiente para seguir buscando elementos que mejoren sus actuales alineaciones, las cuales han sufrido, sobre todo en el caso de los nacionales, que solo poseen a siete jugadores de la última Sub-15.
Los pinoleros malograron un chance claro de gol con Jefferson González. Tras un pase largo desde atrás, el pinolero controló el esférico a unos 40 metros de la portería y disparó al arco aprovechando que el arquero estaba fuera del arco, sin embargo, el remate pasó arriba de la portería.
Esa fue la oportunidad más clara de Nicaragua que en esta instancia apostó al contraataque, pero cuenta con jugadores que van consolidando sus individualidades como los atacantes Bryant Román y Raúl Dávila y el defensor Wilder Wilson, más otros que están evolucionando, como el volante Claudio Balladares y el portero Pernía, oportuno en la última acción.
Mientras en Honduras Carlos Mejía, autor de uno de los disparos que se estrellaron en el travesaño, y José Canaca marcan diferencias en el equipo.
Fuente y foto: laprensa.com.ni