Metido entre los defensores rivales, el panameño Ismael Díaz vio a su compañero Julián Velarde desbordar por la derecha, detener la pelota y buscarlo con la mirada a él, su destinatario predilecto. Intenciones encontradas, la esférica voló a los linderos del área chica de Guatemala, a donde el juvenil picó, se levantó y con un remate de cabeza anotó entre las piernas del arquero chapín.
No fue un tanto cualquiera para Panamá, ya que significó su clasificación a la Copa Mundial Sub-20 de la FIFA Nueva Zelanda 2015. Y mucho menos para él, puesto que resultó una fulminante demostración para aquellos que veían con escepticismo que un muchacho dos años menor fuese el responsable de los goles importantes.
“Ya me he enfrentado a jugadores más grandes cuando estaba en la sub-17”, explica Díaz en charla exclusiva a FIFA.com. “Esto nunca debe suponer una desventaja, queda en uno mismo el trabajar para que la edad no importe. Es más, yo lo veo con una ventaja, así demuestro que puedo seguir dando más, que soy confiable para las grandes responsabilidades”, analiza con madurez el delantero, que suele imponer condiciones desde su 1.81 metros de altura.
Juventud, ¿divino tesoro?
Obsesivo, el secreto de Díaz está en tener la mente siempre en la pelota. “Fuera de la cancha mi vida también es el fútbol. Cuando no estoy con el equipo, me dedico a entrenar solo. ¿Qué busco con eso? Mejorar", comenta con simpleza el atacante, quien si bien combina su buena visión de campo con la potencia física, también sabe jugar lejos del área.
Con esas virtudes supo responder a la confianza que le dio el seleccionador Leonardo Pipino. Ante Aruba comenzó el clasificatorio de CONCACAF ganando (4-0) y la mitad de los goles fueron de Díaz. Vencieron por la mínima EEUU y Trinidad y Tobago, para luego doblegar a los anfitriones jamaiquinos incluido otro tanto de él. La clasificación tocaba jugársela ante Guatemala, donde su gol de cabeza les dio el boleto mundialista.
“Competíamos contra grandes rivales. Fue una alegría para mí acabar con 4 goles. Sé que eso no lo he conseguido yo sólo, porque eso lo he hecho gracias a Dios y al trabajo colectivo. Eso me hace mantener los pies en la tierra, el saber que me han ayudado para conseguirlo”, explica el futbolista de Tauro FC, que recién el 12 de mayo cumplió los 18 años.
Y a pesar de su juventud, la experiencia adquirida en la Copa Mundial Sub-17 de la FIFA EAU 2013 y en la primera división de su país le permite analizar con madurez a su representativo. “Soy el goleador de un equipo al que le gusta tener el balón. Hacerse dueño de la pelota; atacar, meter goles, principalmente. Tenemos fé en nosotros, nos la creemos que podemos lograr cosas importantes, y eso es lo que nos ha llevado al éxito”.
El balance ideal
Por sus palabras, parecería que Panamá prioriza la ofensiva, corriendo en la zona baja los respectivos y obvios riesgos. Pero, para sorpresa de todos, La Marea Roja sentenció su pase sin un solo gol en contra. “Se hizo un esfuerzo grande, todos contribuimos, todos atacamos y todos defendimos. Es un grupo de mucho sacrificio. Sé que en Nueva Zelanda seguiremos mostrando esa solidez defensiva. Confío en mis compañeros, sé que darán el todo por el todo”.
La aventura de este joven delantero continuará el 30 de mayo, cuando en el Grupo A vea acción ni más ni menos que contra Argentina. “Sabemos que tenemos un grupo muy difícil. Tenemos rivales de mucho peso, que ya tienen trayectorias hechas y bastantes mundiales atrás. Pero no perdemos la fe. Podemos hacer historia, pasar de grupo y, si Dios quiere, ir más allá”.
Así es Díaz, nunca se achica. No lo hizo cuando clasificó con 15 años a la Copa Mundial Sub-17 de la FIFA, ni cuando debutó anotando en el Tauro y tampoco al ponerse la playera de la selección mayor en agosto de 2014, en un partido amistoso ante Cuba. Nueva Zelanda 2015 es su siguiente gran reto. “Queremos brindarle a Panamá una alegría, ya que nunca se ha logrado esto en la Sub-20. Y vamos a lograrlo”, finaliza.
Fuente y foto: fifa.com