Un triunfo (2-0) ante Nicaragua con el que se cumple la tarea de querer ganar, después de cuatro derrotas consecutivas, mientras las dudas continúan.
Era evidente la presión con la que salía el equipo salvadoreño. Aunque el número de aficionados no hacía mucha presión, los cuscatlecos salieron con cierto nerviosismo que estuvo a punto de costarle el primer gol encontra, cuando una descolgada desde la derecha derivó en un centro, que llegó en el centro a Pavón, el cual Puyed con un puntazo logró despojar del balón y alejar la pelota, terminando con ese buen susto.
Cinco variantes presentaba Albert Roca, para este compromiso, en comparación al partido frente a los panameños en el Cuscatlán, modificando también el esquema, pasando a un 4-2-3-1: Castro, Molina, Mendoza y Larín, que ahora se había retrazado, pasaban muchos problemas de cobertura.
Punyed y Monterrosa, que repetía, tampoco cumplían una función a cabalidad de creación y destrucción, dejando muchos espacios en el centro, por lo que los volante ofensivos (Álvarez, Santamaría y Burgos, tuvieron que salir desde más atrás para también aportar en defensa y recoger balones, para conjuntarse con Bonilla, el único en punta.
Le costaba acomodarse al equipo al césped artificial por el traslado de la pelota a ras de piso, que tomaba mayor velocidad cuando intentaron dominar individualmente. Lo mejor que se mostró fue en lo colectivo cuando llegaban por la banda derecha, donde tuvieron mejor profundidad y las mejores llegadas con un tiro de Bonilla (13’), que atajó Lorente; un centro Castro (17’), que alejó la defensa; y un cabezazo de Mendoza (18’), tras un tiro de esquina.
El partido tomó buena dinámica, con cierto dominio del equipo cuscatleco, pero cada vez que Nicaragua llegaba lo hacía con mucho peligro, porque en defensa tardaron los relevos, para hacer las coberturas.
Durante esos momentos de presión Nica, al técnico Roca se vio muy tenso, mientras observaba a la zona defensiva. A veces escondía el nerviosismo que también lo contagió cruzando los brazos y tomándose la cintura.
Pasados los treinta minutos, a El Salvador le costó volver a llegar, solo Arturo Álvarez se animó con dos dominios de balón, con los que probó desviado desde un poco adelante del área grande. Con eso regresó el peligro salvadoreño y también se convirtió en los avisos del gol que dio mucho alivio.
Eso lo demostró, en la celebración Efraín Burgos (43’), cuando marcó de cabeza el primer gol salvadoreño, tras el centro de Álvarez, en una jugada en la que quedo plasmada la paciencia para tocar el balón entre Castro, quien lo robó y pasó Punyed, la para asistencia de Álvarez.
La ventaja en el marcador fue la mejor manera con la que El Salvador pudo irse al final del primer tiempo. El semblante de los jugadores ya era diferente en estos momentos.
El equipo también ganó confianza en ese gol y con eso inició presionando en el segundo tiempo, contando con algunas aproximaciones en las que le faltó un poco demás tranquilidad a Nelson Bonilla frente a la portería.
Y no teniendo esa definición, El Salvaodr siempre sufría en defensa cuando Nicaragua se acercaba a la portería del “Motor” Contreras, quien hasta cierto punto se veía muy atento ante los descuidos defensivos, que seguían dando facilidades al ataque de los locales.
El técnico de los pinoleros, Luis Londoño, fue haciendo algunas sustituciones de carácter ofensivo, yendo a buscar el empate en el marcador, dejando también ciertos espacios en zona media, pero a los que no se le sacó mayor provecho.
Parte de la desaparición del juego ofensivo salvadoreño, paso en gran parte por la desaparición de Arturo Álvarez y Kevin Santamaría, en el medio campo, solo buscando con el pelotazo a Bonilla, que estuvo asfixiado por los defensas nicaragüenses.
Nicaragua se vio obligado a realizar sustituciones por lesión, con lo que el equipo perdió dinámica y dio más comodidad a los salvadoreños, que ganaron mayor tranquilidad, con la anotación de Nelson Bonilla (79’), con un disparo de pierna derecha, para sentenciar esta victoria. Con la que se cumple en el examen, pero todavía quedan muchos deberes por hacer.
Fuente y foto: elsalvador.com