¿Quién es Deon McCaulay? Es la pregunta que están haciéndose muchos aficionados al fútbol desde que vieron su nombre en lo alto de la tabla de goleadores de la competición preliminar de la Copa Mundial de la FIFA 2014™. Puede que no lo conozcas. Puede que, incluso, te cueste encontrar su país, Belice, en el mapa, pero una cosa es segura: Deon McCaulay ha superado al astro holandés Robin van Persie, al uruguayo Luis Suárez, a Lionel Messi y a Cristiano Ronaldo en la lista de máximos goleadores del mundo de camino a Brasil 2014.
“Es una sensación tremenda ver tu nombre allá arriba con esos, no diré grandes, sino inmensos jugadores de las mejores selecciones”, declaró McCaulay a FIFA.com. “No me conoce mucha gente, y probablemente poca gente conozca Belice, por eso es tan estupendo todo esto”.
Hay que aclarar que McCaulay marcó sus 11 goles en las primeras y, a menudo caóticas, rondas de clasificación de la CONCACAF. Este delantero nacido en Ciudad de Belice, dueño de un cambio de ritmo explosivo, anotó cuatro tantos en los dos partidos de la eliminatoria contra Montserrat, una isla caribeña cuya población se ha visto mermada en dos tercios desde la erupción de su gigantesco volcán en 1995. Pese a todo, con su tripleta en la ida (el primer encuentro que disputó su nación en el camino hacia Brasil 2014), se reveló como un jugador que conocía bien la senda del gol. “¡Qué sensación!”, comentó tras el choque. “Marcar tres goles en un clasificatorio para el Mundial es un logro realmente especial”.
La sensación, sin embargo, no duró demasiado. Belice terminó 12 puntos por debajo de la líder de su grupo, su vecina Guatemala, en la siguiente ronda. McCaulay consiguió marcar siete goles más y destacarse claramente como el mejor futbolista y el deportista con más relevancia de su país. A sus 26 años de edad, ha conseguido 16 tantos en 28 partidos internacionales, lidera la tabla histórica del combinado nacional y contribuyó a que el equipo disputara por primera vez la Copa Oro de la CONCACAF en 2013, donde terminó último de un grupo en el que también se encontraban Estados Unidos, Costa Rica y Cuba. “Estamos salvando grandes obstáculos”, aseguró. “Llegar a la Copa Oro a través de Centroamérica no es poca cosa”.
Ahora está a punto de conseguir otra primicia: su debut en un club profesional de Estados Unidos, concretamente en el Atlanta Silverbacks, un equipo que disputa la segunda división de la liga profesional del país, la NASL. “Hace mucho tiempo que me fijé en Deon”, manifestó el director técnico del Silverbacks y ex artillero de la selección de Estados Unidos, Eric Wynalda, quien espera que los suyos mejoren el segundo puesto de la pasada temporada, por detrás del New York Cosmos. “Su talento, velocidad, explosividad y facilidad para marcar goles es exactamente lo que necesitamos”.
Mientras sus actuales dueños rebosan entusiasmo por su nuevo delantero, McCaulay se muestra más circunspecto. “Diría que mi carrera ha pasado por muchos altibajos”, admite al tiempo que señala que jugó con seis clubes diferentes en Belice, de nombres tan sonoros como Bandidos de Belmopan o Kremandala, antes de que le llegara la primera oportunidad en el extranjero, en el Deportes Savio hondureño. Allí su puntería se redujo a cuatro dianas en 25 partidos. “Sólo estuve un año, después regresé a Belice”, puntualiza con tono compungido, dadas las escasas oportunidades que ofrece su país, y el hecho de que el fútbol beliceño sea básicamente de aficionados, en los mejores casos semiprofesional. “Me ha ido bien en la selección nacional, pero no entablamos demasiados partidos y mi sueño ha sido siempre jugar fuera de Belice. Llevo tiempo esperando mi gran oportunidad”.
Enarbolando una bandera desconocida
Incluso en la CONCACAF, Belice es un caso atípico. Escondida en el extremo nororiental de Centroamérica, entre Guatemala y México, la nación otrora conocida con el nombre de Honduras Británica es principalmente una selva bordeada de marismas a lo largo de la costa. Su selección, actualmente en el puesto 142º de la tabla mundial de la FIFA, se encuentra muy alejada de sus vecinas Honduras y Costa Rica en cuanto a reconocimiento internacional. “El fútbol es, sin duda, el deporte más importante en Belice”, explica McCaulay con un acento más caribeño que centroamericano por su candencia cantarina. “Todos los beliceños lo siguen; todos hablan de fútbol. Cuando era niño, jugaba donde podía, en un club, en la calle, en el patio de la iglesia. Donde fuera. Así lo hacemos allí”.
Pero McCaulay, quien recientemente hizo una prueba con el Portland Timbers de la MLS y sobre el que circularon rumores de un traspaso a Grecia, admite que cuesta mucho destacar. “La gente me conoce en Belice, pero no es fácil darte a conocer en el extranjero. Nadie va a Belice a buscar futbolistas”.
McCaulay, la principal baza de la selección nacional, confía en que su paso por Estados Unidos lo catapulte a éxitos más sonados, quizás a acercarse un poco más a esos grandes nombres a los que aventaja en las estadísticas de la clasificación mundial de FIFA.com. “Ésta es mi oportunidad de llegar muy alto. Quiero marcar goles y ganar campeonatos, y así darme a conocer. Pienso en ello cada día”.
Aunque lejos de casa, Belice está siempre en su corazón, por muy pequeña que sea y por muy perdida en el mapa que se encuentre. “Día tras día, tengo muy presente mi país”, confiesa y, acto seguido, su voz vuelve a cobrar el tono frío de un profesional en ciernes. “Pero también necesito ofrecer el máximo rendimiento para mi club, para mí mismo. Es una mezcla, un equilibrio, que no debo perder”.
Fuente y foto: fifa.com